martes, 11 de diciembre de 2007

ATRACCIÓN


Dos personas se sienten atraídas. ¿Por qué? ¿Cómo es que la visión de un rostro particular al otro lado de una habitación llena de gente puede sacudir nuestro corazón?. A pesar de siglos de "progreso", las respuestas a estas preguntas siguen siendo un enigma.
Algunos científicos creen que el amor romántico tiene sus raíces en el sentido del olfato, y que atraemos a algunas personas del sexo opuesto con nuestras feromonas, minúsculas partículas que todos emitimos.
Los psicólogos explican cómo un nuevo amante puede disparar nuestras esperanzas y sueños más profundos, y cómo nosotros los proyectamos en nombre del amor romántico. Para el astrólogo, la respuesta radica en los lazos que revela la carta astral, un método de comprender el potencial de la vida de una persona de acuerdo con la posición de los planetas en el momento de su nacimiento.
Sin embargo, el mago tenía otra respuesta. Durante siglos, quienes practicaban el arte de la magia creyeron que sus deseos podían hacerse realidad empleando un ritual. De ahí que fueran perseguidos. El ideal romántico de un hombre puede ser la esposa de otro hombre, y esto presagia una tormenta.
Durante toda la historia hubieron personas que invocaron ayudas mágicas para asegurarse un amor. En 1667, Madame de Montespan buscó la ayuda de la bruja La Voisin para ganar el amor del rey de Francia Luis XIV. Por lo que parece, el sacrificio de tres palomas ave consagrada a Venus tuvo éxito, ya que Madame de Montespan se convirtió en amante del rey ese mismo año. Sin embargo, sus continuas incursiones por los aspectos sórdidos de lo oculto condujeron a un escándalo en la corte y, finalmente perdió su posición de favorita del rey.
En las sociedades precientíficas, la magia tenía un papel enorme en la vida cotidiana, que se conservó en Europa hasta el siglo XCIII. Excavaciones realizadas en el tempolo romano de Bath pusieron al descubierto una serie de maldiciones grabadas en plomo. Un romano furioso conjuraba "que quien se llevó a mi Vilbia se torne tan líquido como el agua".
Recurrir a actividades de magia fue algo especialmente común en el siglo XVI. En 1542 se legisló en Inglaterra que era un delito "incitar a cualquier persona a un amor prohibido".
Evidentemente, esta ley no surtió efecto, ya que en 1604 una segunda ley amenazaba a los reincidentes con la pena capital.
La mayoría de los encantamientos se basaba en la magia por simpatía: una muñeca o una raíz de mandrágora representaban a una persona particular. Rituales mágicos más sofisticados llevaban esta premisa más lejos con un sistema de correspondencias o cadenas de "simpatía" entre la naturaleza de la petición y su correspondencia con el mundo natural.
La persona que buscaba conseguir un amor realizaba rituales a una determinada hora del día, cuando los poderes del planeta Venus eran más fuertes, y preparaba una poción empleando los materiales y símbolos consagrados a la diosa del amor. Los libros de encantamientos mágicos daban listas con estas recetas. Un método muy usado para alcanzar un deseo específico era hacer una estrella de cinco puntas o un talismán con una inscripción en "papel virgen exorcizado"... En caso de usar metal , éste debería estar "purificado por el fuego"· Esta inscripción comprendía el signo del ángel del planeta que se invocaba, y el cuadrado mágico con su sello numerado correspondiente. Un talismán dedicado a Venus estaba pintado de verde y escrito en negro y rojo, o bien hecho de cobre y con siete lados. El encantamiento se realizaba en determinados Viernes e incluía el uso del incienso apropiado (palisandro), consagrado en una ceremonialmente a la luna nueva y a la llena y guardado en lugar seguro. Los resultados no eran necesariamente inmediatos. Sin embargo, cumplían con su cometido.
Pero, los talismanes, como muchos medicamentos modernos tenían efectos secundarios. Un mago del siglo XX escribió: "raras veces es correcto y justificable construir un talismán de amor" ya que "estaría marcado con la impronta de su propia debilidad".
La fuerza que opera detrás de todos los rituales mágicos es el deseo de quien los practica. La concentración en el objetivo elegido es el secreto del éxito de la magia. Los aparentemente extraños rituales de las brujas y los magos son de hecho métodos de direccionar la energía para lograr el fin apetecido. Por otra parte, las intenciones honestas combinadas con un enfoque más directo del camino que lleva al Infierno... pues bien, conviene unir a las artes esotéricas del encantamiento los buenos deseos que sólo nacen del fondo del corazón. Un encantamento con fines negativos suele ser contraproducente.
Cuentos contados
Lo que actualmente descartamos como cuentos de viejas fue un día parte importante de la vida cotidiana. Pero los cambios de actitud, la rápida urbanización y la destrucción de la forma de vida tradicional de los pueblos han hecho que muchas supersticiones que en otro tiempo fueron comunes parezcan extrañas en el siglo XXI.
Muchas de estas supersticiones se ocupaban de descubrir la identidad de un futuro marido. Uno de estos métodos consistía en coger un caracol la víspera de Todos los Santos y dejarlo sobre un plato plano durante la noche. El molusco atrapado debería dejar una traza con las iniciales de una futura esposa o de un futuro marido.
Muchas muchachas realizaban rituales especiales la víspera de Todos los Santos, y también en vísperas de Santa Inés y San Juan, con la esperanza de ver a su futuro esposo en una visión o en un sueño.
Cuánto tardaría una persona en casarse también era un tema de preocupación, y estas supersticiones no han desaparecido por completo. ¿Quién no ha contado alguna vez los huesos de cereza en su plato recitando al mismo tiempo algún trabalenguas para descubrir la profesión de su futuro esposo? ¿Quién no ha arrancado los pétalos de una margarita cantando "me quiere, no me quiere", para descubrir los verdaderos sentimientos de un pretendiente?
Muchos de los conjuros y pociones que han sido transmitidos a través de la historia parecen extremadamente extraños. Un filtro de amor del siglo XVI tenía la siguiente receta:
-"Coja una araña y su tela entera y, si no se rompe, encierre la araña entre las dos cáscaras de una nuez. Después, hierva la tela en aceite con una cucharilla de plata llamada caracolea y dé parte de la tela a beber. Quien la beba le amará mientras la araña esté encerrada en la cáscara de nuez"
La mandrágora, una extraña planta cor raíz en forma de cuerpo humano, era la favorita de los magos. Muchos manuscritos medievales muestran una de estas raíces cuando es arrancada de la tierra mediante una cuerda tirada por un perro. Se creía que el grito emitido por la mandrágora cuando era arrancada de la tierra podía matar a cualquiera que lo oyese.
Los enamorados que no eran correspondidos en su pasión recortaban la mandrágora en forma de mujer (o de hombre, si la persona que sufría de amor era una mujer) . Después, poniendo su mano sobre la raíz para simbolizar el pentagrama mágico, le daban el nombre del objeto de su deseo. Luego enterraban la raíz de mandrágora.
Tras complejos rituales, la desenterraban, la secaban y finalmente atravesaban con una aguja de plata antes de ponerla sobre el alféizar de una ventana, para que los rayos de la luna la bañasen. Se supone que el encantamiento funcionaba influenciando los sueños de la ignorante víctima.
La conexión entre el 14 de febrero y el mártir romano San Valentín ha sido desde hace tiempo objeto de curiosidad, aunque se ha señalado que el día cae en la víspera de Lupercalia, un festival romano de la fertilidad. Sea cual sea la verdad del asunto, en todas partes del día 14 de febrero es dedicado a los enamorados.
Tradicionalmente, era un día en el que se escogían parejas y se intercambiaban presentes de amor.
Hoy día conmemoramos el día de San Valentín con el intercambio de postales, la promesa de una cena a la luz de unos candelabros, o algún regalo especial.
Sin embargo, en siglos anteriores se observaba una diversidad de costumbres que, con frecuencia, reflejaban la forma recluida en que las mujeres jóvenes se veían obligadas a vivir.
Seleccionar el propio Valentín era un asunto serio y, con frecuencia, conducía al matrimonio. Se tiraban suertes y las parejas llevaban el nombre uno de otro cogido con una aguja a sus ropas durante días.
Una costumbre determinaba que el Valentín de una chica sería el primer hombre que apareciese ante ella el 14 de febrero. (Naturalmente, algunas mujeres no abrían los ojos hasta que no llegaba un candidato adecuado).
En Norfolk, hasta, finales del siglo XIX se dejaban los regalos a la puerta de las casas y el donante hacía cuanto podía para no ser detectado.
La postal de San Valentín enviada anónimamente, que era parte probablemente de estas travesuras que apareció por primera vez en el siglo XVIII. Los victorianos inventaron las postales impresas en serie, y esta tradición continúa, aunque quizás en un tono menos serio. Poner bajo la almohada una hoja de laurel en la víspera de San Valentín para soñar con vuestro futuro marido o esposa.

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