La capacidad de leer objetos para obtener de ellos información sobre sus propietarios, pasados y presentes, es algo que para la mayoría de nosotros parece rayar en lo mágico. Pero esta capacidad puede ser muy útil. Actualmente, muchos profesionales recurren a la psicometría para obtener resultados prácticos. Policías trabajando en casos de personas desaparecidas o de sospechosos de asesinato, por ejemplo, pueden pedir a psicómetras que les ayuden a localizar a la persona que están buscando.
La psicometría, o "medición hecha con la mente", es la capacidad psíquica que proporciona una base para la práctica de muchas artes adivinatorias. Se basa en la idea de que los objetos captan vibraciones que llevan la impronta de cualquier persona que los maneje. Este residuo psíquico puede después ser "leído" por un psicómetra. La fuerza de las impresiones recibidas depende de tres elementos: la sensibilidad del psicómetra, el tiempo que una persona ha tenido consigo el objeto y la intensidad de las emociones transmitidas en la inmediatez del objeto.
Un anillo de matrimonio llevado durante dos décadas y un arma asesina llevada durante sólo tres horas, pueden de formas distintas transmitir impresiones igualmente fuertes.
Sin embargo, la antigüedad del objeto no tiene ninguna importancia para alguien dotado de fuertes poderes. De hecho, durante la Segunda Guerra Mundial, Stefan Ossowiecki, un ingeniero químico polaco, asombró al departamento de etnología del Museo de Varsovia con precisas y vívidas descripciones de la vida desde el Paleolítico hasta nuestro tiempo, leyendo objetos que iban desde anzuelos de hueso a figuritas de cerámica. Es difícil medir estas capacidades con métodos científicos, puesto que , como dirían muchos psicómetras, este método de comunicación parece basarse en las emociones en lugar de en hechos mensurables. De ahí la dificultad de aplicar un análisis estadístico. Quizá sorprendentemente, la psicometría no es de ningún modo el terreno reservado de personas con poderes psíquicos muy desarrollados, sino más bien de una capacidad que todos tenemos en mayor o menor grado y empleamos inconscientemente en nuestras vidas cotidianas.
La capacidad para captar una impronta psíquica de un objeto es una aplicación de la misma clase de sensibilidad que nos dice cómo nos cae una persona o nos hace sentirnos a gusto o a disgusto en determinados entornos. La única virtud especial que debe distinguir a un psicómetra es creer en los capacidades humanas y, por supuesto, mucha perseverancia y práctica. Pero, ¿qué puede hacer cualquier persona para desarrollar esta capacidad innata?. Para empezar, podría unirse a un círculo de desarrollo personal dirigido por alguien con experiencia en poderes psíquicos. Como alternativa, podría intentarse practicar en casa con uno o dos amigos interesados, siempre que se haga con cuidado y prudencia.
Leer un objeto que pertenece a otra persona significa sensibilizarse a impresiones que pueden ser positivas o negativas, o una mezcla de ambas. Se precisa un estado de relajación mental, el cual puede lograrse de distintas formas, siendo lo mejor para un principiante entrar en estado de meditación, instancia que limpiará su mente y le inducirá un estado de receptividad. También es importante, una vez concluida la sesión de psicometría, dedicar algo de tiempo a cerrar la receptividad psíquica y liberarse de las impresiones recibidas del objeto. Esto puede hacerse lavándose las manos con agua corriente. Algunas personas han descubierto que algo tan simple como comer o tomar un baño disipa el residuo psíquico. Si no hace un esfuerzo para lograr este blanqueo, el flamante psicómetra podría quedar totalmente abierto frente a impresiones de fuentes extrañas.
La joyas personales - tales como collares y anillos, de oro, plata o piedras preciosas - son excelentes para la psicometría, al igual que los relojes. El punto importante es, por supuesto, que cada uno obtenga un objeto de joyería de otro amigo, teniendo cuidado de envolverlo inmediatamente en algodón o servilletas de papel y ponerlo en un sobre para evitar la superposición de vibraciones diferentes.
Antes de empezar, asegúrese de que se halla en una postura confortable sin tener cruzados los brazos ni las piernas para no bloquear la energía psíquica que debe utilizar. En un estado totalmente relajado , tome el objeto con ambas manos.
Cierre los ojos, y no piense o no se concentre: simplemente, deje que cualquier impresión emergente flote hacia usted suavemente y penetre su conciencia. No tenga miedo de decir lo que se le venga a la cabeza, por ridículo que le parezca. Al igual que el agua de un grifo no usado desde hace tiempo está al principio sucia de óxido, inevitablemente al comienzo, su fuir interior tropezará con material inadecuado. Sin embargo, con la práctica aprenderá a sentir que ya recorre el camino correcto.
Es posible que usted mismo empiece a sentirse emocionado. Sus ojos pueden lagrimear, y quizá sienta un inexplicable nerviosismo, o incluso una sensación de amor irresistible.
Tenga cuidado con el tipo de energía irradiado por el objeto. ¿Es suave o dinámica? ¿Está agotada o vibrante de entusiasmo? Exprese verbalmente lo que siente.
Quizá sus manos jueguen con el objeto, dándole vueltas entre sus dedos, estirándolo o torciéndolo. Intente sintonizar con las emociones que están provocando tal respuesta. . ¿Es la sensación de estar atrapado?¿Es una imperiosa necesidad de cambio en la vida cotidiana? ¿Acaso un vago sopor o aburrimiento?
A continuación, ya puede profundizar en la "personalidad" del objeto y ver si logra "sentir" su sensibilidad interna.
Ésta no tiene nada que ver con el aspecto físico del objeto: un reloj pesado o una sortija con sello pueden dar la impresión de una persona frágil y vulnerable, al igual que una cadena delicada puede dar la sensación de un esquema mental rígido.
A medida que se acostumbre a verbalizar lo que con frecuencia son sensaciones volátiles y sutiles, gradualmente podrá escoger determinadas áreas de problemas y dar buenos consejos. También puede adquirir un sentido especial del curso temporal de los acontecimientos, tanto en proyección del pasado como del futuro.
Quienes tengan capacidades de clarividencia pueden incluso empezar a visualizar escenas o transmitir información específica y muy puntual.
La práctica continua en psicometría también puede ayudarle en otros sentidos. Si persevera, quizá descubra que se ha hecho más consciente de las actitudes y puntos de vista de otras personas, y aprenderá a distinguir sus propias emociones de las que está captando de su entorno. Las personas especialmente sensibles tienden a somatizar climas y atmósferas emocionales ajenos a sí mismas, hasta tal punto que suelen ser fácil presa de individuos que les drenan energía psíquica. Para evitar estos riesgos de hipersensibilidad, el procedimiento de clausura deber ser atendido cuidadosamente, en todos los detalles, mediante técnicas de relajación.
Cuando su desarrollo psíquico se encuentre en el nivel de la psicometría (circunstancia que puede ampliarse incluyendo objetos tales como cartas), descubrirá que ha ganado una sensibilidad que puede utilizar en otras formas de adivinación, tales como la quiromancia y la predicción del futuro mediante cartas. Grupos de cartas de Tarot que anteriormente le habían parecido sin significado tomarán vida cuando capte la energía de la persona para quien está leyendo y reconocerá conexiones entre las cartas dentro de un esquema muy significativo.
La sensibilidad también puede llevarse al campo del diagnóstico curativo. Hay individuos que pueden identificar enfermedades con un péndulo y un bucle de pelo del enfermo. Lo aparentemente milagroso se traduce, en este caso, en una posibilidad práctica.
Por cierto, en el momento de resolver un problema terapéutico, no es cuestión de discutir la índole teórica o el enfoque filosófico de los recursos que se utilizan. En estas circunstancias, cabe darle prioridad a las necesidades del paciente. Teniendo en cuenta algunas experiencias muy apasionantes, se puede afirmar que la psicometría puede hacer aportaciones positivas en materia curativa.
Psicometría con flores
Las flores también pueden emplearse en psicometría, ya que retienen inmediatamente las vibraciones de las personas que las manipulan. Para probar esta forma de psicometría, pida a un amigo que coja una flor de un jardín o adquiera una en una tienda. Lo primero es preferible, ya que de este modo la flor habrá sido manipulada únicamente por él.
Pida a su amigo que sostenga la flor y se concentre antes de pasársela a usted. Examine el tallo con su compleja disposición de hojas y flores. ¿Qué le dice la planta?. Tenga cuidado con el nivel de energía de la flor y vea si puede detectar cualquier punto problemático en relación a la persona para la que está haciendo la lectura. Al igual que con cualquier forma de adivinación, es esencial que no se fuercen las impresiones emergentes: déjelas salir a la superficie, por extrañas que le puedan parecer.
La psicometría, o "medición hecha con la mente", es la capacidad psíquica que proporciona una base para la práctica de muchas artes adivinatorias. Se basa en la idea de que los objetos captan vibraciones que llevan la impronta de cualquier persona que los maneje. Este residuo psíquico puede después ser "leído" por un psicómetra. La fuerza de las impresiones recibidas depende de tres elementos: la sensibilidad del psicómetra, el tiempo que una persona ha tenido consigo el objeto y la intensidad de las emociones transmitidas en la inmediatez del objeto.
Un anillo de matrimonio llevado durante dos décadas y un arma asesina llevada durante sólo tres horas, pueden de formas distintas transmitir impresiones igualmente fuertes.
Sin embargo, la antigüedad del objeto no tiene ninguna importancia para alguien dotado de fuertes poderes. De hecho, durante la Segunda Guerra Mundial, Stefan Ossowiecki, un ingeniero químico polaco, asombró al departamento de etnología del Museo de Varsovia con precisas y vívidas descripciones de la vida desde el Paleolítico hasta nuestro tiempo, leyendo objetos que iban desde anzuelos de hueso a figuritas de cerámica. Es difícil medir estas capacidades con métodos científicos, puesto que , como dirían muchos psicómetras, este método de comunicación parece basarse en las emociones en lugar de en hechos mensurables. De ahí la dificultad de aplicar un análisis estadístico. Quizá sorprendentemente, la psicometría no es de ningún modo el terreno reservado de personas con poderes psíquicos muy desarrollados, sino más bien de una capacidad que todos tenemos en mayor o menor grado y empleamos inconscientemente en nuestras vidas cotidianas.
La capacidad para captar una impronta psíquica de un objeto es una aplicación de la misma clase de sensibilidad que nos dice cómo nos cae una persona o nos hace sentirnos a gusto o a disgusto en determinados entornos. La única virtud especial que debe distinguir a un psicómetra es creer en los capacidades humanas y, por supuesto, mucha perseverancia y práctica. Pero, ¿qué puede hacer cualquier persona para desarrollar esta capacidad innata?. Para empezar, podría unirse a un círculo de desarrollo personal dirigido por alguien con experiencia en poderes psíquicos. Como alternativa, podría intentarse practicar en casa con uno o dos amigos interesados, siempre que se haga con cuidado y prudencia.
Leer un objeto que pertenece a otra persona significa sensibilizarse a impresiones que pueden ser positivas o negativas, o una mezcla de ambas. Se precisa un estado de relajación mental, el cual puede lograrse de distintas formas, siendo lo mejor para un principiante entrar en estado de meditación, instancia que limpiará su mente y le inducirá un estado de receptividad. También es importante, una vez concluida la sesión de psicometría, dedicar algo de tiempo a cerrar la receptividad psíquica y liberarse de las impresiones recibidas del objeto. Esto puede hacerse lavándose las manos con agua corriente. Algunas personas han descubierto que algo tan simple como comer o tomar un baño disipa el residuo psíquico. Si no hace un esfuerzo para lograr este blanqueo, el flamante psicómetra podría quedar totalmente abierto frente a impresiones de fuentes extrañas.
La joyas personales - tales como collares y anillos, de oro, plata o piedras preciosas - son excelentes para la psicometría, al igual que los relojes. El punto importante es, por supuesto, que cada uno obtenga un objeto de joyería de otro amigo, teniendo cuidado de envolverlo inmediatamente en algodón o servilletas de papel y ponerlo en un sobre para evitar la superposición de vibraciones diferentes.
Antes de empezar, asegúrese de que se halla en una postura confortable sin tener cruzados los brazos ni las piernas para no bloquear la energía psíquica que debe utilizar. En un estado totalmente relajado , tome el objeto con ambas manos.
Cierre los ojos, y no piense o no se concentre: simplemente, deje que cualquier impresión emergente flote hacia usted suavemente y penetre su conciencia. No tenga miedo de decir lo que se le venga a la cabeza, por ridículo que le parezca. Al igual que el agua de un grifo no usado desde hace tiempo está al principio sucia de óxido, inevitablemente al comienzo, su fuir interior tropezará con material inadecuado. Sin embargo, con la práctica aprenderá a sentir que ya recorre el camino correcto.
Es posible que usted mismo empiece a sentirse emocionado. Sus ojos pueden lagrimear, y quizá sienta un inexplicable nerviosismo, o incluso una sensación de amor irresistible.
Tenga cuidado con el tipo de energía irradiado por el objeto. ¿Es suave o dinámica? ¿Está agotada o vibrante de entusiasmo? Exprese verbalmente lo que siente.
Quizá sus manos jueguen con el objeto, dándole vueltas entre sus dedos, estirándolo o torciéndolo. Intente sintonizar con las emociones que están provocando tal respuesta. . ¿Es la sensación de estar atrapado?¿Es una imperiosa necesidad de cambio en la vida cotidiana? ¿Acaso un vago sopor o aburrimiento?
A continuación, ya puede profundizar en la "personalidad" del objeto y ver si logra "sentir" su sensibilidad interna.
Ésta no tiene nada que ver con el aspecto físico del objeto: un reloj pesado o una sortija con sello pueden dar la impresión de una persona frágil y vulnerable, al igual que una cadena delicada puede dar la sensación de un esquema mental rígido.
A medida que se acostumbre a verbalizar lo que con frecuencia son sensaciones volátiles y sutiles, gradualmente podrá escoger determinadas áreas de problemas y dar buenos consejos. También puede adquirir un sentido especial del curso temporal de los acontecimientos, tanto en proyección del pasado como del futuro.
Quienes tengan capacidades de clarividencia pueden incluso empezar a visualizar escenas o transmitir información específica y muy puntual.
La práctica continua en psicometría también puede ayudarle en otros sentidos. Si persevera, quizá descubra que se ha hecho más consciente de las actitudes y puntos de vista de otras personas, y aprenderá a distinguir sus propias emociones de las que está captando de su entorno. Las personas especialmente sensibles tienden a somatizar climas y atmósferas emocionales ajenos a sí mismas, hasta tal punto que suelen ser fácil presa de individuos que les drenan energía psíquica. Para evitar estos riesgos de hipersensibilidad, el procedimiento de clausura deber ser atendido cuidadosamente, en todos los detalles, mediante técnicas de relajación.
Cuando su desarrollo psíquico se encuentre en el nivel de la psicometría (circunstancia que puede ampliarse incluyendo objetos tales como cartas), descubrirá que ha ganado una sensibilidad que puede utilizar en otras formas de adivinación, tales como la quiromancia y la predicción del futuro mediante cartas. Grupos de cartas de Tarot que anteriormente le habían parecido sin significado tomarán vida cuando capte la energía de la persona para quien está leyendo y reconocerá conexiones entre las cartas dentro de un esquema muy significativo.
La sensibilidad también puede llevarse al campo del diagnóstico curativo. Hay individuos que pueden identificar enfermedades con un péndulo y un bucle de pelo del enfermo. Lo aparentemente milagroso se traduce, en este caso, en una posibilidad práctica.
Por cierto, en el momento de resolver un problema terapéutico, no es cuestión de discutir la índole teórica o el enfoque filosófico de los recursos que se utilizan. En estas circunstancias, cabe darle prioridad a las necesidades del paciente. Teniendo en cuenta algunas experiencias muy apasionantes, se puede afirmar que la psicometría puede hacer aportaciones positivas en materia curativa.
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Las flores también pueden emplearse en psicometría, ya que retienen inmediatamente las vibraciones de las personas que las manipulan. Para probar esta forma de psicometría, pida a un amigo que coja una flor de un jardín o adquiera una en una tienda. Lo primero es preferible, ya que de este modo la flor habrá sido manipulada únicamente por él.
Pida a su amigo que sostenga la flor y se concentre antes de pasársela a usted. Examine el tallo con su compleja disposición de hojas y flores. ¿Qué le dice la planta?. Tenga cuidado con el nivel de energía de la flor y vea si puede detectar cualquier punto problemático en relación a la persona para la que está haciendo la lectura. Al igual que con cualquier forma de adivinación, es esencial que no se fuercen las impresiones emergentes: déjelas salir a la superficie, por extrañas que le puedan parecer.
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